Nunca dejes para mañana si puedes abrazar a alguien hoy, porque cuando das un abrazo a alguien en el mismo instante estás recibiendo uno de vuelta…
Hace algún tiempo estaba un niño jugando en el parque, era un pequeño hermoso, de ojos claros, cabello oscuro y una mirada muy carismática y tierna, él estaba con su padre, un señor robusto, con una barba muy cuidada e impecable y ojos claros idénticos a los de su hijo; ambos disfrutaban de un grandioso día, corriendo y riendo a cada momento y contemplando el bello paisaje que tenían a su alrededor.
Decidieron, pues, ir a la orilla de
un lago que estaba allí y compartieron por un largo momento, sin embargo justo
cuando decidieron ir a casa avistan en el camino la presencia de un hombre que
por sus rasgos pudieron notar que estaba afligido, era un señor con cabellera
larga, camisa blanca y un pantalón azul, justo a la altura de su pecho sostenía
en manos un cartel que decía “Tengo SIDA ¿Me regalas un abrazo?”, el niño y el
padre al leer lo que estaba escrito intercambiaron miradas y se asombraron ya
que las personas a su alrededor ignoraban a aquella persona que sólo buscaba
algo de afecto; en ese instante el niño se suelta de la mano de su padre, sale
corriendo y se dirige hacia donde esta ese hombre del cartel, su padre
sorprendido por la reacción del niño siente preocupación, pero no se imagino lo
que ocurriría a partir de ese momento en su vida y en la vida del niño, pues ve
que su hijo muy generoso toca la mano de aquel hombre y con gran amor extiende
sus brazos para abrazarlo, aquel hombre desconocido se sorprendió por aquel instante
y agradecido se arrodilla, abraza al niño y de lo lejos el padre pudo notar que
una lágrima corría por la mejilla del hombre y sonreía porque un pequeño niño,
sin conocer su vida, se atrevió a dejar a un lado sus diferencias y con amor
pudo dar lo que muchas personas, que por su orgullo, no son capaces obsequiar.
Proverbios 14:21 “Peca el que menosprecia
a su prójimo; Mas el que
tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.”
Ciertamente nuestro día a día nos muestra cosas
que jamás pensábamos que iban a pasar o que en ningún momento nuestro caminar
nos había puesto en frente, muchas veces ignoramos las diferentes facetas del
mundo y cada vez vemos con reojo a aquellas personas que por alguna razón son
ignorados y menospreciados por la mayoría de las personas, sin embargo como cristianos
debemos dejar a un lado las diferencias y entender que todos somos iguales, que
pertenecemos a un solo cuerpo en Cristo e indiferentemente de las
circunstancias que se presenten podemos brindar nuestro apoyo, amor o un abrazo a aquellas personas que más
lo necesitan, y entender que lo que para nosotros puede ser algo pequeño o simple
para otros es algo increíble y de gran valor sentimental.
Mateo 5:16 “Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que
están los cielos.”
Dios te bendiga...